Han sido muchas las vivencias que inspiraron este título en los últimos meses, pero especialmente dos de ellas, me impactaron muy de cerca. La primera fue cuando tuve la oportunidad de participar como observadora en una actividad, en la cual  seis mujeres, establecieron un nuevo record Guinness en la categoría: “El más largo maratón de lectura en alta voz realizado en equipo”, mediante la lectura de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lectura  repetida durante más de 224 horas en el Campus Inter American del Miami Dade College en la Pequeña Habana. Las participantes pertenecen a la organización Solidaridad Internacional por los Derechos Humanos. Durante el esfuerzo de 10 días, todos los miembros de la comunidad latina  las apoyamos,  situando banderas de nuestros respectivos países de nacimiento (Venezuela, Colombia y Cuba)  detrás de la mesa donde llevaron  a cabo la lectura.

 María Cristina Alarcón, Lilly Blanco, Elizabeth Sánchez, Isabel Viera y Ana María Leonardi y Devorah Sasha estuvieron leyendo las 24 horas del día los Artículos de la mencionada declaración. Durante esa participación, y mientras se desarrollaba la actividad, se me vino a la mente, que la imaginación es la clave y el cielo el límite cuando  en pos de buscar oportunidades para conseguir un lugar en este país, donde  la cultura, la lengua y las costumbres, hacen que no sea simple, no existen barreras.  Estas valiosas mujeres, encontraron una forma de hacer una labor, no solo altruista,  sino que, además de hacer un importante aporte,  impactaron  a la sociedad y cuya razón final fue la prosecución de un mundo mejor. Hicieron y están haciendo algo… un hecho  que les permitirá destacarse entre el grupo de inmigrantes a nivel profesional.

No mucha gente logra romper un record “Guinnes”.  Este es un premio que solo pocas personas en el mundo poseen,  y que muy pocos  se plantean romper, ya es un reto que puede ser difícil de lograr y  rápidamente derribar; es cierto que no es para siempre! pero eso no les resta ni un milímetro de mérito, pues es una forma muy original, hay una enorme nobleza en la consecución del objetivo y además es indudable la proyección que desde el punto de vista profesional y humano les dará a cada una de las involucradas. Felicitaciones a todas ellas!!! y los mejores deseos.

El segundo caso, se dio  cuando pasados unos pocos días, me encontraba  participando como expositora de mi primer libro publicado en USA, en la Feria Internacional del Libro de Miami, y de repente acudió a mí la misma reflexión, me encontré rodeada de personas, que como yo, se estaban buscando la vida es este país. La mayoría profesionales de diferentes aéreas, que es sus países, muchos de ellos  disfrutaban de excelentes posiciones profesionales y sociales; pero ahora, una vez cruzado el charco, sus profesiones no son reconocidas, sus cartones (Diplomas, Pergaminos, Licencias o Títulos) no valen nada, pues para poder ejercerlas tienen que someterse a procesos similares a repetir la carrera en la mayoría de los casos. Así que tienen que, usando las destrezas aprendidas en el transcurso de sus vidas profesionales, “Reinventarse”, haciendo toda clase de sacrificios y valiéndose de la imaginación ilimitada, alimentada con  la necesidad de levantarse de nuevo y de sacar adelante a sus familias. A través de Certificaciones como la de Coaching, Conflict Resolution, Therapist, Instructor y demás, se lanzan a la calle a buscar mediante promesas de una vida mejor a la enorme inmigración latina que vive en este país, a buscarse la vida. Malo? No necesariamente, es una enorme oportunidad de crecimiento personal. Fácil? Jamás, se requiere de una inmensa fortaleza, de un elevado nivel de frustración y de un deseo enorme por derribar barreras.

La gran pregunta que queda en el ambiente… es…. una frontera tiene la capacidad de quitarle el conocimiento a los seres humanos??  Reflexionemos!!! Yo no creo… que un título emitido por una universidad que sea objetivamente reconocida por las leyes de educación a nivel global en cada país con créditos equivalentes,  como efectivamente lo hacen consultores reconocidos por el Ministerio de Educación de los Estados Unidos  en donde reconocen que somos profesionales, a la hora de ejercer, no podemos hacerlo y nos vemos de pronto no solo con  las manos vacías, sino con un camino incierto…  porque somos y no somos…

                                                                      Juana Frontera-Fogel