Este tema  puede parecer raro de discutir en este  Blog que habla sobre inmigración, pero es algo que me ha dado vueltas en la cabeza desde hace tiempo y que, al emigrar, ha tomado posición importante en el día a día de mi vida actual. Quiero adelantarme y decir que lo que escribo no es necesariamente válido en todas las instancias y que probablemente  existan muchos lectores que difieran completamente conmigo.

Hecha esta salvedad, es mi opinión que cuando nos mudamos de un país latinoamericano a alguno de los países del primer mundo, nos encontramos con un choque cultural que es la planificación, especialmente la planificación a largo plazo. La mayoría de las personas en nuestros países latinos no se preocupa de planificar para la vejez, sacar un seguro de vida, tener una buena pensión, seguro de invalidez, etc. etc. Asimismo, a la hora de planificación a nivel de empresas, no se hace nada que no conlleve a recuperar la inversión hecha rápidamente (dentro de los primeros años). La explicación es que en ambientes inestables es muy difícil planificar.

Pues resulta que cuando emigramos, que usualmente es a sitios estables, debemos planificar si no queremos llegar a la vejez y tener una situación precaria porque no tomamos  en cuenta nuestras necesidades a lo largo del tiempo.

Me doy cuenta que pensar en el corto plazo es algo muy propio de nosotros los latinos; nos rendimos ante el primer tropiezo, nos frustramos y cambiamos de rumbo inmediatamente. Si por casualidad planeamos a largo plazo, los cortoplacistas se burlan de nosotros, porque el éxito es medido en términos inmediatos. ¿Qué ocurre con el corto plazo?: Es fácil de planear, el riesgo puede ser menor, la gratificación es muy inmediata. A diferencia  de éste, en el largo plazo la gratificación toma tiempo en materializarse, la planificación es más complicada y el riesgo es más prolongado.

¿Qué tenemos que tomar en cuenta cuando pensamos en el largo plazo? En primer lugar, tenemos que hacer un plan de vida, de negocio, tomar en cuenta vicisitudes y luego comenzar  a desarrollarlo y ejecutarlo, o sea, debemos buscar estabilidad. Como verán, esto requiere de planificación, que es el segundo elemento a tomar en cuenta, pero en realidad ambos están interrelacionados, pues sin estabilidad es difícil planificar. Luego viene el esfuerzo sostenido,  la constancia; tenemos que  dedicarle tiempo, y como además somos inmigrantes, necesitamos volver a hacer  cosas que ya habíamos hecho y superado tiempo atrás. Debemos aprovisionarmos de una buena dosis de humildad, y por último, yo diría, de flexibilidad, de tal manera de unir lo que sabemos con lo que necesitamos aprender.

Un amigo que era exitoso en los negocios  en su tierra natal me comentó una vez que el corto plazo le creaba emoción, algo que el largo plazo no le producía y ésto hacía que no pudiese planear su retiro. Por eso necesitamos buscarle o crearle emoción de alguna manera a las cosas que no la tienen para poder dedicarnos a ellas.

El poder integrar algo del largo plazo al pensamiento cortoplacista que traemos de nuestros pueblos de origen puede ser un elemento más que nos ayude a conseguir el  éxito en nuestra emigración.