Meeting to eatEl acto de comer es utilizado muchas veces como mecanismo socializador, más en algunas sociedades (como los italianos, griegos, judíos) que en otras. En festividades religiosas como bautizos, comuniones, Bar-Mitzvás, matrimonios, en celebraciones de honores, como graduaciones, ascensos y en situaciones de dolor, como funerales, la comida tiene un lugar importante.

El inmigrante, al salir de su tierra, se lleva consigo las recetas que con tanto esmero su familia ha acumulado por generaciones y que en muchos casos son herencia de antepasados que también fueron inmigrantes en su oportunidad. Muchas veces las consideran como algo que les pertenece exclusivamente. He sabido de muchos casos de recetas familiares guardadas con tanto celo que cuando las comparten porque se las piden, tienden a omitir un ingrediente o un paso en la preparación para que nunca quede igual a la receta original. ¿A cuántos de ustedes les ha pasado esto?  A mí, más de una vez.

La cocina y el comer se vuelven una forma de transculturización; las comidas se convierten en una mezcla de la recetas del sitio de donde salieron con el sitio a donde llegaron, pues se incorporan elementos e ingredientes locales y hasta a veces llegan a ser superiores a los originales. Los mejores dulces húngaros y la mejor comida marroquí que he degustado en mi vida no fue  en  Hungria ni en Marruecos, sino en las casas privadas de señoras húngaras y marroquíes en Venezuela.

Cuando los inmigrantes se encuentran en vías de aclimatarse al nuevo medio y comienzan a reunirse con sus coterráneos,  se empiezan a establecer esas reuniones de almuerzos y cenas que sirven como medio de socialización de los nuevos conocidos y allí cada uno de los cocineros trata de recrear platos de la Patria que ha dejado atrás. Comer en casa es una manera agradable y no tan costosa de reunirse y rememorar. Además los inmigrantes en muchas oportunidades celebran los días patrios de su tierra lejana (algo que a lo mejor no les parecía tan importante en su país), generalmente con comidas opíparas. Alguno de los lectores que haya asistido a una fiesta del 5 de Mayo (día que se celebra la victoria de los mexicanos sobre los franceses en la batalla de Puebla) en California, Texas, Arizona o algún otro estado norteamericano con extensa población mexicana sabe de las comilonas de las que estoy hablando.

La cocina también se vuelve un medio de lograr ingresos para los inmigrantes. Esas exquisitas recetas que traen los que se asientan en otros países y la comodidad de poder hacerlas en casa y al mismo tiempo atender a los hijos o nietos se vuelve una fuente primaria o adicional de ingresos. ¡No se imaginan la cantidad de comidas de diferentes culturas que he probado de personas que ponen sus cualidades culinarias  para el disfrute de personas fuera de su círculo de amigos intimos! Además es una excelente red de comunicación (networking) para los inmigrantes.

Los inmigrantes más exitosos y emprendedores en este aspecto pasan a la segunda etapa de ampliar de la cocina en casa a montar una empresa de dedicación más profesional, primero un restaurante, después una cadena o  hasta toda una industria culinaria. Ejemplo de esto último: la mejor comida china fuera de China se encuentra en el Perú (las llamadas Chifas) que empezaron caseramente y ahora constituyen una industria pujante reconocida mundialmente.

Les doy hoy un consejo: si están en el proceso de emigrar, traigan sus recetas familiares y si no las tienen, busquen alguna, aprendan a preparar un plato especial, que sea SU PLATO ESPECIAL. Yo tengo amigos que cuando los visito quiero comer sus empanadas y cuando ellos son invitados, su contribución son las empanadas, porque nadie las prepara como ellos.

¿Cuál es el plato que ustedes preparan como nadie?